Retos y oportunidades para los profesionales de la industria

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Se estima que el sector de alimentos y bebidas en Colombia tendrá ventas anuales por más de USD 25.100 millones en 2022, con un crecimiento del 5 % anual durante los próximos cinco años, según un estudio realizado por la agencia Invest in Bogotá. Por: Edwin Caicedo Periodista Revista IAlimentos Garantizar la calidad, accesibilidad, disponibilidad e inocuidad de los alimentos consumidos por más de siete mil millones de personas en el mundo, casi 50 millones de ellos en Colombia, es un trabajo complejo. Si a eso se le suman las exigencias de desarrollo de productos por parte de los consumidores y los requerimientos de la industria en torno a la innovación y producción sostenible, el trabajo de los ingenieros de alimentos no es nada fácil. Esta profesión que tuvo sus inicios en Europa y Estados Unidos alrededor del año 1912 se enfrenta ahora al inicio de una nueva década, con retos y oportunidades para los profesionales, las universidades, centros de investigación y las industrias relacionadas a la producción de comestibles. Por eso en la revista IAlimentos hemos realizado un sondeo con todos los actores de estos nuevos cambios para conocer su percepción y entender: ¿cuáles son y serán las habilidades y competencias más requeridas en esta década para los ingenieros de alimentos? y ¿cuáles son las tendencias, retos y preocupaciones a tener en cuenta?

Las empresas buscan más innovación

Si las compañí­as no aceleran el ritmo de innovación y no son capaces de leer las exigencias de sus consumidores, se quedarán en el tiempo, así­ lo señala Fernando Padilla, director de El Arte de Vivir de Alquerí­a, área encargada de la gestión de recursos humanos en la compañí­a. El experto destaca que cada vez más las empresas del sector de alimentos y bebidas buscan encontrar profesionales con habilidades blandas relacionadas a la innovación y la capacidad de entendimiento del mercado.
Los pensamientos autoreflexivos y crí­ticos, y la capacidad de provocar y adaptarse a los cambios que requiere una compañí­a son vitales a la hora de escoger un profesional, y marcarán las contrataciones de los próximos años.
Según asegura el directivo, si bien el conocimiento y la experiencia técnica también son importantes, en las compañí­as temas como el relacionamiento, el alto sentido del compromiso, el empoderamiento y la capacidad para trabajar en retos de manera colaborativa son cada vez más valorados. Además los pensamientos autoreflexivos y crí­ticos, y la capacidad de provocar y adaptarse a los cambios que requiere una compañí­a son vitales a la hora de escoger un profesional, y marcarán las contrataciones de los próximos años y el escalamiento laboral. Padilla destaca que la constante formación y actualización de sus empleados también es una apuesta importante que realiza la compañí­a y que deberí­an adoptar más empresas. "Tenemos un sistema basado fundamentalmente en el mérito, los colaboradores que quieran realizar programas de pregrados o posgrados acceden a la financiación hasta el 100 % por méritos de desempeño y la compañí­a por méritos académicos puede condonar hasta el 100 % de esos créditos", asegura.
Las nuevas dinámicas de producción mundial exigen estar en capacidad de reconocer y responder a las exigencias del mercado.

Academia y la importancia de actualizarse

Las universidades son el eslabón intermedio entre las industrias y los profesionales, por eso su trabajo no solo es el de educar sino el de investigar y prever a futuro los comportamientos del mercado para que sus egresados puedan adaptarse de la manera más efectiva al mismo. En ese sentido destaca Heidi Jiménez, directora del programa de Ingenierí­a de Alimentos de la Universidad La Salle, lo que han visto desde la academia es una necesidad de ahondar en el fortalecimiento del pensamiento estratégico. La profesora e investigadora asegura que desde Unilasalle han reconocido que las industrias demandan cada vez más profesionales con capacidad de reconocer las oportunidades del mercado y el enfoque que debe tener una empresa productora de alimentos y bebidas para crecer en un mercado como Colombia, que en 2018 representó más de 20 billones de pesos, según cifras de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI). Además la interpretación y conocimiento de la legislación vigente en temas de producción y de exportación, las competencias especí­ficas en marketing y logí­stica industrial y un enfoque hacia la internacionalización y el consumo sostenible son también temas a los que esperan darle mayor fuerza en los próximos años. Por su parte Olga Blanco, directora del programa de Ingenierí­a de Alimentos en la Fundación Universitaria Agraria de Colombia, destaca que algo a lo que han decidido apostarle ha sido al emprendimiento. Según la directiva si bien existe una alta tasa de empleabilidad entre los profesionales, las nuevas dinámicas de producción mundial exigen estar en capacidad de reconocer y responder a las exigencias del mercado a través del desarrollo propio y la venta de nuevos productos.
La academia resalta que existe una necesidad de ahondar en el fortalecimiento del pensamiento estratégico.

Falta de tecnificación e ingreso promedio, una preocupación constante

Una problemática constante según un sondeo realizado por la revista IAlimentos entre profesionales de Colombia y la región es la competencia con técnicos, tecnólogos o bien egresados de otras carreras por plazas laborales en las que se cumplen esencialmente las funciones de un ingeniero. "Las empresas no saben la diferencia entre un ingeniero y un tecnólogo de alimentos, y siempre prefieren pagar menos y contratar tecnólogos o profesionales de otras áreas como los de producción (agropecuaria)", asegura Ana Carolina Gutiérrez, egresada de la Universidad de Antioquia, en Medellí­n. Además esa alta competencia causa también una rotación grande entre plazas y salarios que fluctúan muy por debajo de lo esperado por los profesionales. Si bien, asegura Padilla, en una empresa grande como Alquerí­a el salario depende de la capacidad contributiva de los profesionales que pueden ganar entre 3,5 y 20 millones de pesos, los resultados obtenidos por la encuesta señalan que en realidad las ofertas laborales ofrecen una retribución económica promedio de entre 1,5 y 2 millones de pesos, dato con el que coinciden tanto Jiménez como Blanco.

Una visión a futuro

La reciente apertura de un programa de Ingenierí­a de Alimentos por parte de la Universidad de los Andes, y que se suma a los 17 ya existentes, demuestra como ellos mismos señalan en un comunicado que en Colombia "surgen grandes retos y oportunidades en temas de alimentación". La Ingenierí­a de Alimentos se proyecta como una de las grandes profesiones de esta década, que será vital en la re-transformación del consumo mundial masivo y sostenible de alimentos, pero que también tendrá grandes retos en la tecnificación de sus profesionales, con la aparición de la Industria 4.0 y la estandarización de mejores salarios.

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