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Joan Bocanegra – Editor revista IAlimentos[/caption]
¿Un debate semántico?
La innovación no tiene otro objetivo que ampliar la oferta, poner sobre la mesa otra opción, que, incluso, nadie había imaginado necesitarla. Sin embargo, innovar sin propósito parece ser un contrasentido por estos días, de forma que las compañías están obligadas a contar una historia: el porqué.
En ocasiones,
ese porqué se convierte en tierra fértil para el nacimiento de nuevo ecosistema, el cual, algunos buscan detener por amenazar lo milenario.
La llegada de las proteínas alternativas a las grandes superficies fue vista como la apuesta de algunos soñadores que desaparecería en el corto plazo, y que tal vez tendría una vida más extensa en tiendas naturistas o para consuÂmidores vegetarianos. Sin embargo, el crecimiento exponencial de compañías y de espacio en los anaqueles de todo el mundo ha puesto en alerta a la industria cárnica, en especial, en América del Norte y Europa.
Algunas agremiaciones de productores en algunas latitudes han hecho evidente esta amenaza, buscando comprobar, lo que ellos han calificado como una falacia. Carne falsa, se lee en pronunciamientos o campañas en medios de comunicación, como la liderada por el Centro para la Libertad del Consumidor de Estados Unidos, en 2019, resaltando que una hamburguesa ‘falsa' no solo es una hamburguesa "ultraprocesada", sino que podría ser menos nutritiva que una hamburguesa tradicional.
De otro lado, no han sido pocas las iniciativas para prohibir el uso de palaÂbras como carne en productos que carecen de proteína animal. Llevando la semántica a los retails. Y aunque estas campañas no han logrado su cometido, lo cierto es que la industria cárnica deberá decidir si a esta ola de innovación se deberá responder desde los tribunales o desde la oferta de valor.