La innovación en alimentos y bebidas se desploma casi en un 50%: Mintel

Desde el 2007, la innovación en la industria ha caído drásticamente, lo que plantea serios desafíos para la rentabilidad y la supervivencia del sector. Le contamos todos los detalles del estudio de la firma de investigación.

La innovación en el sector de alimentos y bebidas ha experimentado una notable desaceleración en los últimos años, según un reciente informe de la firma de investigación de mercado Mintel. El estudio revela que solo el 26% de los productos lanzados entre enero y mayo de 2024 pueden considerarse realmente nuevos, en comparación con el 50% registrado en 2007. Esta tendencia está generando preocupación en la industria, ya que la falta de novedades podría afectar tanto a la rentabilidad como a la competitividad a largo plazo.

Jonny Forsyth, director de alimentos y bebidas de Mintel, señala que la mayor parte de la innovación reciente ha estado concentrada en el comercio electrónico, donde las barreras de entrada son menores en comparación con los productos físicos. Sin embargo, para los fabricantes de alimentos y bebidas, las cadenas de suministro complejas, los márgenes estrechos y la necesidad de mantener la frescura de los productos presentan desafíos adicionales que limitan la capacidad de innovar de manera efectiva.

Este fenómeno ocurre en un contexto de inflación persistente, que ha llevado a los consumidores a recortar su gasto en diversas áreas, incluidos alimentos y bebidas. La disminución en la disposición de los consumidores a pagar por nuevos productos, combinada con la creciente popularidad de las marcas blancas, está ejerciendo presión adicional sobre las grandes marcas que han dependido históricamente de la innovación para mantener su cuota de mercado.

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Según Mintel, el 35% de los lanzamientos globales de bienes de consumo masivo durante los primeros meses de 2024 han sido productos genuinamente nuevos, el porcentaje más bajo desde que la firma comenzó a monitorear la innovación en 1996. Esta falta de novedades no solo afecta al sector de alimentos y bebidas, sino también a otras industrias como la salud, la belleza y el cuidado personal.

La falta de innovación auténtica podría tener consecuencias significativas para las empresas establecidas, ya que la dependencia de las extensiones de línea, reformulaciones y relanzamientos podría no ser suficiente para mantener el interés de los consumidores a largo plazo. La reducción en la tasa de innovación podría hacer que las marcas sean más vulnerables frente a las emergentes, que están dispuestas a asumir riesgos y no están limitadas por la necesidad de apaciguar a los accionistas.

Los minoristas también podrían presionar a los fabricantes para que innoven más, ya que la disminución en los volúmenes de ventas afecta directamente a sus resultados. Con menos productos nuevos que atraigan a los consumidores, los supermercados y tiendas podrían buscar otras formas de mantener el flujo de clientes, aumentando la presión sobre los proveedores para que desarrollen ofertas más atractivas.

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Sin embargo, la innovación es una apuesta arriesgada en un mercado donde la mayoría de los nuevos productos fracasan. A pesar de reconocer su importancia para el éxito a largo plazo, las empresas de alimentos y bebidas podrían ser reacias a invertir grandes sumas en innovación, prefiriendo centrarse en mantener el rendimiento de sus productos más rentables y consolidados.